El amigo, con su magnetismo tentador y gestos llenos de pasión, encendía la llama de la atracción en el aire íntimo del apartamento.
La hijastra se sentía incómoda al principio, pero después de unos minutos de juego previo, su apretada y húmeda intimidad anhelaba ser penetrada.
La hijastrastrastratenía unas curvas que le quitaban el sueño y lo tentaban a hacer cosas que sabía que no debía.
La hijastrastra era tan estrecha que él tuvo que ser muy cuidadoso para no lastimarla durante su primera vez.